31.12.07

ENTRADA PERMANENTE AL CIELO


Lección 8
Entrada permanente al cielo
Para que podamos tener acceso a la manifiesta presencia del Padre Dios, es necesario tener una relación personal y una regular comunión con Jesús como Señor. Él hizo posible el acceso y nos ha dado la entrada permanente a su presencia.Tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo, por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios" (Romanos 5:1-2). Esta dimensión de la manifiesta presencia de Dios puede ser experimentada por cada creyente en cualquier ocasión. Él nos ha dado un especial privilegio: venir a la presencia del Padre en el momento que escojamos. A causa de la relación especial que tenemos con Dios a través de Jesús, cosechamos beneficios especiales por ser parte de la familia de Dios. ¡Quégran honor es este!Dios se deleita al estar cerca de sus hijos"La persona que tiene mis mandamientos y los guardó es aquel que (realmente) me amó, y aquel que (realmente) me amó será amado por mi Padre. Y yo (también) le amaré y me mostraré (me revelaré, me manifestaré) a él. Medejaré ver claramente por él y me haré real para él" (Juan 14:2l). (Biblia Amplificada).El anhelo del Padre es estar con sus hijos. El propósito total de la ley de Moisés era alentar al pueblo de Israel a aproximarse a Dios (Levítico 15:14). El deseo de Dios, cuando hablaba a través de los profetas, era que su pueblo se aproximara a él (Miqueas 6:6). Aunque se requería un protocolo particular para aproximarse a Dios, el énfasis estuvo siempre en la necesidad de acercarse a Él, de llegar a su presencia. Este es nuestro privilegio.El requisito previo para entrar a su presenciaEl requisito previo para el acceso a la presencia de Dios es que tú conozcas a Jesucristo como tu Salvador personal y hayas sido lavado con la sangre del Cordero. Es a través de su sangre que podemos entrar al lugar santísimo. Es a causa de lo que Cristo hizo en el calvario y en la tumba que podemos aproximarnos al Anciano de días (Efesios 2:18).Para que podamos tener acceso a la manifiesta presencia del Padre Dios, es necesario tener una relación personal y una regular comunión con Jesús como Señor.Así como no tenemos acceso a la salvación aparte de Jesucristo, y no tenemos acceso al cielo si no es por Él, tampoco tenemos acceso a la adoración y su presencia que puede ser experimentada en la adoración fuera de una relación personal e íntima con el Hijo de Dios (Hebreos 10:19-22). Durante un culto de alabanza y adoración, cuando Dios comienza a revelar su presencia, algunos cristianos se sienten muy indignos, y esto los preocupa, pero yo quiero asegurarte que no hay nada de qué preocuparse. Sentir indignidad en la presencia de la inmaculada perfección es normal. Los profetas tuvieron el mismo sentimiento. Dado que somos todavía humanos e imperfectos, ¿cómo podríamos sentirnos totalmente dignos en la presenciasanta del Señor? Esta no es causa de alarma. Sabemos que a pesar de nuestras imperfecciones somos aceptados por el Señor. A pesar de nuestras imperfecciones, somos amados por aquel que ama. Nuestro amante Padre celestial, que nos dio vida, está siempre presente para consolarnos en nuestra fragilidad y ayudarnos a vencer todas nuestras debilidades. Su presencia no es para condenar ni castigarnos, como muchos han pensado. Las entradas a su presenciaHay dos entradas básicas a la manifiesta presencia de Dios. Una es la oración y la otra es la alabanza. Estos son los portales gemelos que nos dan seguro acceso a Él. David dijo: "Suba mi oración delante de ti como el incienso, el don de mismanos como la ofrendo de la tarde" (Salmos 141:2). Nuestras oraciones son como incienso delante del altar, que va ascendiendo delante del Señor, invocando su presencia (Apocalipsis 5: 8). El segundo de los portales gemelos a la presencia de Dios es la alabanza. La palabra hebrea traducida como "acción de gracias" aquí es towdoh. Significa levantar las manos, como arrojando algo, como un coro, y ofrecer gracias. La palabra hebrea traducida como "alabanza" en este pasaje estehilich. Significa cantar alabanzas espontáneas o cantar el cántico nuevo (Salmo 40:3).No es accidental que dondequiera que los hombres canten un cántico nuevo al Señor, su presencia se sienta y se experimente en formas inusuales. Esta es la alabanza en la cual Dios ha proclamado que Él mora. Cuando tú has aprendido este maravilloso secreto de la alabanza, puedes venir a la presencia del Señor en cualquier momento y en cualquier lugar quequieras. Todo lo que tienes que hacer es cantarle a Él. Alguna gente piensa que no puede cantar muy bien, siente que está excluida de siquiera tratar de entrar a la presencia de Dios de esta manera. Si mis dos pequeños hijos vinieran a mí y me dijeran: "Papá, tenemos una canción para ti", yo no los rechazaría. Los niños a menudo no cantan las notas adecuadas. ¿Podríamos imaginar un padre que respondiese: "¡Esto es terrible, niños! No intenten cantar otra vez hasta que puedan hacerlo mejor". Yo no puedo imaginarlo. Yo me acercaría a ellos y los abrazaría con afecto. Y esta es exactamente la respuesta que nuestro Padre celestial tiene cuando tú le cantas a Él. Le encanta. Estos dos secretos, la oración y la alabanza, están estrechamente relacionadas. La palabra hebrea que se traduce oración es topbillah. Es una palabra muysemejante a alabanza ("tehillah"). Las dos palabras son como las dos alas de la misma ave. Van juntas. Son dos alas que nos hacen remontar hasta la presencia de Dios. La oración y la alabanza son los únicos dos caminos que estoy seguro nos dan acceso a la presencia del Señor. La oración y la alabanza están diseñadas para ser una parte muy estratégica de la vida de cada cristiano. Si los cristianos anduvieran con el Señor en una continuidad de oración y alabanza, conocerían el poder de la manifiesta presencia de Dios en sus vidas en una forma muy real. Pruébalo, y te deleitarás con los resultados. No te sorprendas si, cuando estás haciendo cola en algún comercio, la gente que está junta a ti comienza a llorar; es que sienten la convicción y también el consuelo de la presencia del Señor en ti.

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